Unos electrones desahogados
soltamos el esfínter y
saludamos con los dientes en las
manos
cuando al eco se le olvida el rebotar.
Nos miramos los unos a los otros
como si estuviéramos desnudos
o cubiertos por lonchas de coronillas en prosa
Que también nos señalan
con las palmas de las manos.
Unidos por su separación,
uno y dos, ¿tres y cuatro?
átomos de antimateria
Levantan una ceja al comerse sus galaxias.
Uno a uno.
Por fin.
Se nos caen las realidades de leche.
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